Ahora tratare uno de los factores que deciden los conflictos bélicos; la incompetencia militar me pareció conveniente basarme la obra de Goeffrey Regan “Historia de la incompetencia militar” en esta ocasión revisaremos uno de los casos de incompetencia más comunes el cual es: subestimar al enemigo.
Un jefe militar que subestima a su enemigo se regala a si mismo una triple dificultad. Además del enemigo real con el que ha de habérselas, para el que no dispondrá de preparación adecuada tendrá que enfrentarse al enemigo que ha imaginado y para el que si se ha preparado, así como a la resistencia de aquellos miembros de su estado mayor y oficiales inferiores que no compartan sus puntos de vista. La incompetencia en este caso proviene de guiarse por estereotipos y suposiciones, algo común en la vida cotidiana pero inaceptable en un militar el cual debe conocer bien a su enemigo si pretende tener una preparación adecuada para enfrentarlo.
Casos concretos.
La subestimación de los bóers durante la segunda guerra bóer se debió a que, pese ser blancos y no los habituales hombres de color que solían desafiar a los ingleses en África, tanto sus métodos como su apariencia se mostraban poco militares. Los ingleses pasaron por alto que su enemigo se trataba de soldados irregulares, cuya experiencia no provenía del campo de entrenamiento ni de los desfiles, si no de un gran conocimiento del terreno. Su táctica de disparar en cubierto y retirarse posteriormente fue considerada cobarde “poco deportiva” por los oficiales ingleses, los cuales daban por supuesto que los soldados eran superiores en combate a los hombres comunes.
Otro caso se da durante la invasión inglesa al Río de la Plata en 1806 donde los generales británicos además de no considerar las tropas españolas y criollas como adversarios serios, los ingleses no consideraron a las dificultades que se enfrentarían como combatir contra un enemigo en su propio terreno y estar lejos de su hogar, ignorar estas dificultades llevo a errores fatales en la preparación y una incompetente ejecución de los planes de batalla.
Así mismo durante la Segunda Guerra Mundial, los grandes éxitos iniciales de la armada del Japón se debieron a la subestimación previa, ya que se creía que aquellos “asiáticos amarillos” eran incapaces de ejecutar operaciones y ataques como los que ejecutaron, llegando al absurdo de creer que tenían escasa visión (dadas las características fenotipicas) que les seria una limitante para ser pilotos de combate eficaces. El desprecio sobre los demás solo sirve para nublar el juicio de los militares sobre la capacidad real del enemigo.
Un jefe militar que subestima a su enemigo se regala a si mismo una triple dificultad. Además del enemigo real con el que ha de habérselas, para el que no dispondrá de preparación adecuada tendrá que enfrentarse al enemigo que ha imaginado y para el que si se ha preparado, así como a la resistencia de aquellos miembros de su estado mayor y oficiales inferiores que no compartan sus puntos de vista. La incompetencia en este caso proviene de guiarse por estereotipos y suposiciones, algo común en la vida cotidiana pero inaceptable en un militar el cual debe conocer bien a su enemigo si pretende tener una preparación adecuada para enfrentarlo.
Casos concretos.
La subestimación de los bóers durante la segunda guerra bóer se debió a que, pese ser blancos y no los habituales hombres de color que solían desafiar a los ingleses en África, tanto sus métodos como su apariencia se mostraban poco militares. Los ingleses pasaron por alto que su enemigo se trataba de soldados irregulares, cuya experiencia no provenía del campo de entrenamiento ni de los desfiles, si no de un gran conocimiento del terreno. Su táctica de disparar en cubierto y retirarse posteriormente fue considerada cobarde “poco deportiva” por los oficiales ingleses, los cuales daban por supuesto que los soldados eran superiores en combate a los hombres comunes.
Otro caso se da durante la invasión inglesa al Río de la Plata en 1806 donde los generales británicos además de no considerar las tropas españolas y criollas como adversarios serios, los ingleses no consideraron a las dificultades que se enfrentarían como combatir contra un enemigo en su propio terreno y estar lejos de su hogar, ignorar estas dificultades llevo a errores fatales en la preparación y una incompetente ejecución de los planes de batalla.
Así mismo durante la Segunda Guerra Mundial, los grandes éxitos iniciales de la armada del Japón se debieron a la subestimación previa, ya que se creía que aquellos “asiáticos amarillos” eran incapaces de ejecutar operaciones y ataques como los que ejecutaron, llegando al absurdo de creer que tenían escasa visión (dadas las características fenotipicas) que les seria una limitante para ser pilotos de combate eficaces. El desprecio sobre los demás solo sirve para nublar el juicio de los militares sobre la capacidad real del enemigo.
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