Una vez que las hostilidades eran inminentes, Estados Unidos anunció su apoyo a Gran Bretaña. Aunque el apoyo estadounidense solo se limito a contener las tensiones al interior de la OTAN, la posición de Estados Unidos siempre fue comprometida ya que en este conflicto se enfrentaban dos grandes aliados suyos en la guerra fría.
Durante los últimos días de abril de 1982 la armada británica arribó a la zona del conflicto, iniciando una serie de bombardeos el día 1º de Mayo sobre las islas Malvinas, Los bombardeos tácticamente no fueron de gran efectividad, sin embargo, Gran Bretaña había demostrado su capacidad para atacar las islas e incluso el territorio continental argentino si así lo disponían, desde tierra como en el mar, asestado un golpe propagandístico y destruido varias aeronaves en vuelo y en tierra, todo ello sin sufrir ninguna pérdida propia.
Tan solo un día después de que se había iniciado el bombardeo, un submarino británico hundió el crucero argentino general Belgrano, siendo este un duro golpe para la armada argentina que opto por alejarse de la línea de combate, los siguientes días se presento una batalla aeronaval donde los argentinos lograron hundir una fragata británica y derribar varias aeronaves que de alguna manera compenso la pérdida del Belgrano, por lo menos en la moral de las tropas y del pueblo, aunque de ningún modos fue posible impedir que las islas quedaran aisladas por las fuerzas británicas.
En las islas se encontraban ubicados alrededor de 10,000 soldados argentinos, en su mayoría reclutas sin mucha experiencia, ya que gran parte de las tropas se encontraban en la frontera con Chile por tensiones limítrofes.
Los jefes militares no diseñaron ningún plan de defensa frente al inminente desembarco británico, las únicas instrucciones de las tropas argentinas acantonadas en las islas no eran más que resistir. Mientras tanto en Argentina la situación cambiaba el apoyo popular logrado al inicio del conflicto se fue desvaneciendo aunque el gobierno manipulaba la información y hacía creer que la guerra se estaba ganando, la oposición al gobierno cada vez fue mayor se incrementaron las protestas y el descontento social cada vez más creciente.
El 24 de mayo los ingleses desembarcaron en las islas después de algunos combates avanzaron recuperando terreno, las tropas argentinas mal preparadas, mal pertrechadas y aisladas comenzaron a rendirse sin oponer mucha resistencia, la derrota ya era inevitable, finalmente el 14 de junio mediante un ataque británico a Port Stanley y una rápida rendición de las tropas argentinas, las islas quedaron bajo control británico. Las hostilidades dejaron un saldo de 700 muertos y más de 1300 heridos, en ambos bandos.
Fuente: SAN MARTINO DE DROMI, Laura, Argentina Contemporánea, segunda mitad del siglo XX. OLIVA, Enrique, Malvinas desde Londres.
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